Starbucks hecho en El Salvador

12:42 18 de novembro de 2021 Por Daniel Oiticica

La finca Montecarlos produce el café vendido por Starbucks en varias regiones del mundo. Foto: Fabio Lima

El origen del café salvadoreño vendido por Starbucks en el mundo viene de la finca Montecarlos. Dirigida por Carlos Batres Bendix, su historia se mezcla con la historia de la industria cafetalera de El Salvador. Produce hoy 10 mil quintales al año  (mil toneladas) y una de las variedades más especiales del café, el Pacamara. Provee de este rico sabor a las tiendas de Starbucks por el mundo, más específicamente a Japón, Europa y Estados Unidos. En esta entrevista, habla sobre la oportunidad que tiene el país hoy para volver a crecer en el mercado mundial del café.

¿Cómo llegaron a ser los proveedores de Starbucks a nivel mundial?
Nuestra finca es excepcional porque es un volcán convertido en finca de café. Esto la hace bastante única a nivel mundial, por su topografía y altitud. Otra característica de la finca Montecarlos es que ahí se cultivó por primera vez a nivel comercial la variedad Pacamara. El Pacamara es un híbrido entre la variedad Pacas- una mutación del Bourbon- con la variedad Maragogype, que viene de Brasil, desarrollada en su momento por el Instituto Salvadoreño del Café. En 1999 nace el mercado de cafés especiales, cuando se lleva a cabo el primer certamen de la Taza de Excelencia en Brasil. La Taza de Excelencia es un certamen que nace gracias a las Naciones Unidas y al Banco Mundial, para promover el café y revivir esta industria a nivel mundial. Antes, todo era un commodity y por lo tanto no era un buen negocio porque los precios a nivel internacional eran excesivamente bajos. La variedad Pacamara era la única que tenía premio y gracias a que esta finca fue la primera en cultivarla a nivel comercial, logramos prominencia a nivel internacional. Tenía una buena relación con los compradores de Starbucks, les gustó la tipografía de la finca y se impresionaron con el Pacamara. En 2004, Starbucks empezó con una promoción que se llamaba Black Apron, a través de la cuál lanzaban los mejores cafés. Por primera vez se le presenta al mercado de cafés especiales a nivel mundial la variedad Pacamara.

¿Por qué la industria del café de El Salvador perdió su liderazgo y los altos niveles de producción?
Es una triste historia. El Salvador fue en un tiempo el quinto productor de café más grande del mundo. Eran 5 millones de quintales (500 mil toneladas) en el pico de producción. Pero en 1979 tuvimos un Golpe de Estado que desestabilizó la política, la economía y consecuentemente la producción de café. Se deja de invertir y el mercado empieza a bajar. Además del tema político, la razón fundamental por la cual se dejó de invertir fue porque se nacionalizó la exportación del café. De 1980 a 1989, vino el acuerdo internacional que lanzó un sistema de cuotas, a través de las cuales se limitaba la oferta para mantener un precio relativamente alto. El Salvador estaba tan convulsionado que no pudo beneficiarse de los buenos precios generados por este acuerdo. Cuando en 1989 la situación del país empezaba a normalizarse, con los Acuerdos de Paz, se termina el sistema internacional de cuotas y el precio baja mucho. Todos estos factores hicieron que la industria del café en El Salvador prácticamente se abandonara.

¿Y qué está pasando ahora?
Por suerte, surgió el movimiento de cafés especiales en 2000. Se trata de un movimiento orientado hacia la calidad del café y su renacimiento. Este es un movimiento que, gracias a Starbucks, se ha generalizado en Italia, Estados Unidos, y después hubo la proliferación de los bares de café. En este negocio vamos a tener un segmento de café especial donde El Salvador puede tener un lugar porque tiene mucho potencial. Para el café especial, básicamente, se necesitan tres elementos: la variedad, que sea una buena; el terreno, y El Salvador por ser tierra volcánica lo tiene muy bien; y la altura, por tener volcanes y montañas. El café especial se puede cultivar de 1.400 metros para arriba. Estos son los dos elementos que El Salvador podría explotar para reactivar su caficultura. El potencial está. El Salvador tiene prácticamente, 400 mil acres, 200 mil manzanas de café abandonadas. Todo lo que hay que hacer es volver a sembrar. Con mil millones de dólares se podría resembrar toda el área cafetera del país.

¿Se puede ganar en calidad y cantidad?
Se puede hacer las dos cosas. Una tercera parte del parque cafetalero de El Salvador está arriba de los 1.400 metros, donde se produce el café de buena calidad, el café especial. Más abajo, se pueden cultivar cafés que no califican como especiales, pero que podrían calificar como cafés strictly high roast, high roast o central standards, que no son especiales, pero mejores que el promedio mundial.

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