El café como experiencia
Hace siete años empezaron a trabajar con el café y hoy ofrecen una experiencia única en El Salvador: una finca que al mismo tiempo que produce este grano noble en el país, alberga a los visitantes en una estructura de hotel en medio del bosque, rodeado de arbustos colmados de granos de café. En esta entrevista Alejandro Velazquez, Gerente Comercial de la Finca Entre Café Experiences, revela cómo surgió la idea de ofrecer esta experiencia única para inversores y compradores.
¿Cómo surgió la idea de explotar la experiencia del café es su finca?
Nosotros nos dedicamos a atender al cliente, no es solo una venta que termina ahí. Se genera también una relación. Muchos clientes venían a nuestra finca y se hospedaban, los atendíamos, les dábamos comida. Empezamos a ver que había un nicho para explotar. Mi hermana Sandra, quien también colabora en diferentes áreas de la empresa empezó a investigar los programas del Gobierno y conoció a "Reconvirtiendo el Territorio", un concurso liderado por el Ministerio de Economía. Tuvimos que armar un modelo de negocio. Pude desarrollar todo mi conocimiento, lo que había aprendido. Hicimos la presentación a un grupo de jurados, tuvimos reseñas muy buenas y fuimos los ganadores, con un premio de 50 mil dólares. Luego, conocimos otro programa, el "Pyme segura", que nos otorgó otros 20 mil dólares. Toda esta ayuda nos dio el impulso para emprender. Lo más interesante es que el Ministerio de Economía no solo nos entregó los fondos, sino que también nos dieron asesoría y asistencia técnica. Decidimos hacer una inversión complementaría, con tres veces más recursos. La ayuda del Gobierno fue el impulso que necesitábamos. Este proyecto era algo que mirábamos entre 5 y 10 años, y se pudo hacer en menos de 1 año. Somos la cara de los buenos resultados de la gestión del Gobierno en este rubro.
¿Qué estructura ofrecen hoy?
Actualmente, tenemos tres servicios principales: uno son las caminatas o senderismo, que es la parte de acercamiento a la naturaleza, la fauna, los frutos y la variedad de café. En este recorrido, hablamos de la historia y la cultura del café en El Salvador, base fundamental de nuestra economía. El otro servicio es el alojamiento. Tenemos una cabaña con tres habitaciones, con una capacidad de 8 a 10 personas. Luego tenemos dos cabañas que tienen una capacidad para 6 a 7 personas y otra para 4 o 5 personas. También tenemos una zona que es para quienes le gusta estar más cerca de la naturaleza, pero con las comodidades de cualquier habitación u hotel, que es el Glamping (Glamour + Camping). Hemos construidos plataformas de madera para que estén alejadas del suelo y también unos techos con toldos para la lluvia y viento. Dentro de los glamping tenemos camas bastante cómodas. Y el tercer servicio es la cafetería, que sirve el mejor producto producido por nosotros.
¿Cómo vienen creciendo en el rubro del café?
El mayor desafío para la industria del café es encontrar el camino correcto hacia el mercado consumidor. La estrategia tiene que estar basada en la calidad y no en la cantidad. De esta forma podemos obtener mayor margen, aunque sea con menos, para tener un diferenciador. El Salvador tiene esta oportunidad. Es un gran desafío porque implica la asesoría a pequeños productores, investigación y desarrollo. Nosotros, como cualquier productor, empezamos con lo básico, que era entregar el café a alguien más, que lo procesaba y lo vendía. Pero poco a poco nos dimos cuenta de que en el eslabón de la cadena de valor teníamos que seguir integrando. Pasamos entonces de ser productores a ser exportadores. Después de ser exportadores, a ser beneficiadores, y así poco a poco hemos ido avanzado. Esperamos ahora complementar con la parte del tostado y meternos un poco más en el mercado local. Y también, poder llevar un poquito de nuestro orgullo a otros países, es decir, ser distribuidores externos. Cada dólar que ganamos no se queda en nuestros bolsillos, sino que se invierte en el futuro.
¿Qué va a encontrar en El Salvador el inversor extranjero?
El Salvador es uno de los países más pequeños del mundo, pero el salvadoreño no se debe medir de pies a cabeza, sino del corazón al infinito. Hay muchas oportunidades en el país. Nosotros decidimos invertir acá, en un rubro demasiado complejo, porque el café tiene riesgos exógenos, por el clima por ejemplo, pero aun así decidimos hacerlo. Y es muy lindo saber que hemos desarrollado oportunidades económicas para otros. Cuando hicimos este proyecto, una señora puso cerca una pequeña tienda. Prácticamente no tenía ingresos y ahora vende por lo menos 15 dólares diarios para sustentar a su familia. El otro día estaba caminando por los cafetales y le pregunté a un recolector cuánto tiempo tenía de estar trabajando en el café. Y me dijo que desde el momento que habíamos puesto la finca. Con este proyecto, generamos más de 10 empleos directos y 100 indirectos. Y hay muchas personas que habían decidido irse del país y ahora planean hacer cosas aquí.