Café: Aroma de oportunidades
Uno de los mayores orgullos de El Salvador, el café, es parte imborrable de la identidad cultural del país. En su apogeo, El Salvador se encontraba entre los cinco principales productores de café del mundo. Sucesivas crisis económicas e inestabilidad institucional afectaron fuertemente al sector cafetero salvadoreño, que ha ido perdiendo fuerza gradualmente desde la década de 1970.
Hubo varios factores que perjudicaron al sector: ruptura de eslabones importantes de la cadena productiva, falta de inversión en investigación tecnológica, fluctuaciones en los precios de las materias primas en el mercado internacional y nuevos competidores más organizados para disputar el mercado.
Todo ello provocó una caída en la producción de 6 millones de quintales (276 mil toneladas), a tan solo 700 mil (32 mil toneladas). Con una caída en la producción, los cafetaleros se volvieron incapaces de realizar las inversiones necesarias para revitalizar el sector. Sin producción y sin trabajo miles de trabajadores rurales han emigrado a los centros urbanos o se han ido de El Salvador en busca de nuevas oportunidades.
Aun así, con todos estos problemas, la calidad del café salvadoreño es reconocido por su calidad. La Taza de Excelencia, concurso internacional que busca ubicar e identificar cafés de alta calidad en países productores, reconoce el producto elaborado en El Salvador. La región de Alotepeque es una de las estrellas en la producción de café premium, de donde provienen los cafés de pequeños productores que están logrando puntajes muy altos. En 2020, según Taza de Excelencia, este café fue el segundo más caro y con mejor puntaje de toda la región, desde México hasta Colombia
Consciente de la necesidad de recuperar la industria cafetera en El Salvador, el Gobierno lanzó el Plan de Rescate del Café, uno de los pilares del Plan Maestro de Rescate Agropecuario, lanzado recientemente y que destinará 637 millones de dólares al sector. De este total, 250 millones serán para la reestructuración de las deudas de los agricultores; 377,5 millones para la renovación de 50 mil manzanas (equivalente a 35,2 mil hectáreas); 6 millones para la creación del nuevo Instituto del Café y, finalmente, 4 millones para asistencia técnica y seguimiento al área de rehabilitación.
El primer paso es la reingeniería de las deudas de los productores. En este sentido, es fundamental la participación efectiva del Gobierno, reprogramando plazos y tasas de interés que permitan reanudar las inversiones para incrementar la producción.
En otra etapa, entra al juego el proceso de recuperación de los cafetales. El Gobierno ya está estableciendo asociaciones con el sector privado para la asistencia técnica a la industria cafetera salvadoreña. Al mismo tiempo, está creando un Instituto de Investigación para poner a disposición de los agricultores material genético de alto rendimiento.
Desde el punto de vista económico, la recuperación de la industria cafetera es fundamental para la generación de empleo en el sector agrícola. Actualmente, se estima que el sector cafetero genera 228.665 empleados directos y 679.810 indirectos. Con la inversión y ejecución del Plan de Transformación y Café Sostenible, se espera un aumento de 99 mil empleos directos y cerca de 2 millones indirectos en el campo y específicamente en las seis cordilleras cafetaleras del país. Además, el Gobierno va a promover una renovación en el trabajo rural, atrayendo a jóvenes y mujeres.
Este retorno, por supuesto, se producirá respetando y valorando la sostenibilidad del medio ambiente, con la adopción de metas de captura de carbono, conservación de la biodiversidad y acuíferos, además de incrementar los ingresos del productor a través de la prestación de servicios ambientales.